Ultimamente sigo muy ocupado en lo personal, como en lo profesional, y no he mantenido el ritmo que debería con el blog, dejando muy de lado mantener las entradas actualizadas. Debido a esto, esta entrada, y la siguiente, van a ser muy escuetas, puesto que no mantengo una buena memoria de lo leído en estos pasajes :-/
En este pasaje, casi en su totalidad, se realiza un ejercicio de alabanza a la figura de William Shakespeare. Incluso, si leyésemos entre lineas, todo el capítulo está enfocado a su figura, y no solamente cuando se habla de el explícitamente. En este capítulo los personajes no parecen tanto entes definidos con una personalidad propia, si no como pequeñas voces dentro de la cabeza de Joyce, las cuales gustan de divagar sobre Shakespeare. Que digamos que los personajes son pequeñas voces dentro de su mente no es nada raro, si no un paralelismo bastante común que ocurre entre autor y personajes inventados, y esto no los hace menos creíbles (a pesar de que nunca han sido reales, mas que en la obra).