En este capítulo se entremezclan distintas historias, contadas cada una desde un punto de vista distinto. La división entre estas historias está perfectamente delimitada por el uso de una línea con tres asterisco. Estos asteriscos no son un elemento meramente visual, ya que están incorporados dentro de la numeración de las líneas del texto, siendo a su vez, parte del relato.
Entre estas pequeñas historias, hay algunos detalles narrativos muy particulares, especialmente en la primera, en la cual se repite –durante las 259 líneas de la sección– 23 veces el siguiente comienzo de párrafo: «El Padre Conmee […]». Seguramente que en la versión original puedan observarse algunos juegos adicionales del lenguaje.